viernes, 6 de noviembre de 2009

¡Ustedes son los CULPABLES!

Me gusta el café. Me gusta mucho el café.

Tengo una particular preferencia con esta bebida, es decir, me gusta mi café de una forma determinada. una forma, que si no fuera por ustedes culpables (sé que están por ahí) sería mucho más fácil de pedir.

Hay gente que le gusta el café sólo, por ende pide un expresso. Hay otros que prefieren el café más suave, ellos piden un tetero o un guayoyo. Los que quieren un café, compuesto 70% de leche y 30% de café piden un, oh sorpresa, café con leche (aunque en teoría debería llamarse leche con café).

Otros, por nuestra necesidad crónica de ingerir cafeína, necesitamos un café preparado de una manera bastante particular. El café con leche aporta muy poca cafeína, lo cual lo hace completamente inútil ¿Para qué tomar café si este no te va a aportar la cantidad necesaria de cafeína como para seguir adelante por lo menos un par de horas? Por otro lado, sobrevivir a punta de expressos, aunque nos daría igual energía que unos cuantos gramos de perico, es potencialmente peligroso para el estómago. Dicho patrón de consumo indudablemente arroja una embestida de acidez que nos haría ingerir Tum´s en cantidades industriales.

Pero hay una combinación que resulta perfecta: el marrón. 60% café, 40% leche. El balance ideal, te da suficiente energía como para sobrevivir una clase de Derecho Colectivo del Trabajo un jueves por la noche, pero a la vez te permite tomarte suficientes tazas sin amanecer al día siguiente con una úlcera.

Lamentablemente, hoy día, uno pide un marrón y te sirven una bebida pusilánime que no es más que un mediocre con leche con un poco más de bolas. ¿A qué se deb esta degeneración, profanación si se quiere, del marrón?

La respuesta es sencilla: a los cretinos que van y lo dañan todo pidiendo "un marrón claro" ¿Qué carajo se supone que es un marrón claro? ¡Pedir ese adefesio mestizo de café debería estar penado con cárcel!

Señor, si quiere usted algo menos fuerte que un marrón acepte sus gustos afeminados y pida un con leche. No venga a hacerme pasar por el hecho increiblemente fastidioso de tener que hacer una elucubración elaborada cada vez que quiero pedir un café. Lo que debía ser un sencillo "deme un marrón" se ha convertido en "un marrón oscuro por favor, más café que leche".

Todo por ustedes, CULPABLES

Atentamente
Manuel Andrés Casas
Presidente Asociación Civil gente indignada por aquellos que piden marrones claros.

lunes, 28 de septiembre de 2009

¿Chovinismo Chino?

¿Chovinismo Chino?

Es común que en los restaurantes de comida china los mesoneros tiendan a ser bastante homogéneos. Con esto quiero decir que, en la inmensa mayoría de dichos establecimientos, los mesoneros (o básicamente cualquier persona que trabaje en el sitio) son chinos.

Acerca de esto hay una serie de hipótesis, mi abuelo, por ejemplo, esgrimía la postura de que eso era "porque los chinos nunca le dan trabajo a una persona que no sea china". Muchas personas hacen eco a este tipo de posturas, de hecho, creo que buena parte de la aversión existente hacia los asiáticos se debe a concepciones generalizadas como esa. Entonces ¿Tienen la razón las personas que piensan como mi abuelo? ¿Son los chinos irremediablemente xenófobos y chovinistas y sienten nada menos que desprecio por aquellos que no tenemos los característicos rasgos fenotípicos del oriental país?

Yo creo que no. Difiero, por el hecho de que simplemente me parece que hay explicaciones mucho más plausibles a la abundancia de mesoneros chinos que trabajen en restaurantes chinos. Explicaciones que se pueden basar en razones lógicas, trascendiendo así la explicación bastante básica de atribuir el curioso fenómeno a una especie de criptoracismo amarillo.

Se me ocurren 3 razones, bastante razonables para justificar la situación laboral de los sitios que venden lumpias:

En primar lugar, encontramos el argumento de la facilidad comunicacional. ¿Acaso los dueños de restaurantes chinos no tienden a ser...chinos? Dichos chinos tienden a ser emigrantes, por lo tanto, su idioma principal no es el español, sino, oh sorpresa, el chino. Entonces, tener mesoneros con los que puedan comunicarse en su idioma natal puede hacer que la comunicación (y por ende la eficiencia) del restaurante sean más elevados. Imaginemos que un mesonero incurre en un error garrafal, mucho más fácil es mentarle la madre en mandarín que trastabillar con las palabras para terminar llamándolo coñoemadle.

En segundo lugar, está el hecho de que, por lo menos en años anteriores, cuando la economía China no era tan boyante como es ahora (y la situación era inversa en Venezuela) nuestro país resultaba un destino atractivo para personas que buscaban escapar del yugo del pequeño libro rojo. Sin embargo, la Onidex -instituto público crónicamente ineficiente- probablemente le dificultó tanto a los pobres chinos los trámites migratorios que la mayoría terminaron siendo inmigrantes ilegales. ¿Qué opción de trabajo entonces para un inmigrante ilegal? Sencillo, todo apunta directo a servir chow mein en el restaurant del tío Deng. Era una situación ganar-ganar. El inmigrante lograba ganar algo con lo que subsistir y el dueño lograba tener mano de obra barata (por no verse sometida a todos los gravámenes de cualquier instituto público que pueda tener un acrónimo como nombre)

En tercer lugar, capaz una razón intrascendente pero posible, es el hecho de que todos los que trabajan en los mencionados establecimientos culinarios sean familia. Esto puede tener una explicación plausible, los inmigrantes chinos emprendedores (los dueños del restaurant) cuando llegaron al país, en parte por el antichinismo imperante en la República, en parte por no manejar bien el lenguaje, probablemente tuvieran una agenda social bastante ermitaña. Entonces, sin amistades con las que compartir o compañeros que frecuentar no les quedó otra sino tirar hasta el cansancio. Lo cual, después de varios embarazos y unos cuantos años arroja una buena cantidad de mesoneros chinos, todos trabajando en el negocio familiar.

Dejemos de lado la actitud prejuiciosa que nos lleva a condenar a priori la composición étnica de los trabajadores de un establecimiento digno. La razón por la cual los mesoneros de los restaurantes chinos son chinos probablemente no sea por mero chovinismo.

viernes, 25 de septiembre de 2009

Diversificando

No hablo de que voy a comprar más bonos que acciones. Sólo que para seguir con la esquizofrenia tópica y gracias a la invitación que me hicieron a participar en the korova mil bar, decidí que ya era hora de apersonarme y comenzar a escribir un poquito de ficción (que tengo que admitir es algo que me ATERRA) Bueno, conseguí un día por casualidad un par de bolas seccionales y escribí 2 breves páginas.

Si les interesa véanlo acá

Cualquier comentario ofensivo o denigrante contra mi persona será bienvenido.

P.D. perdón por lo reiterado de las autocuñas

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Esta gente de ahora...

Esa pareciera ser la lapidaria frase con la que un pariente mayor tilda a las generaciones que gozan de algo que él/ella envidia (juventud)

Sin embargo creo que el uso de esta frase está ya gastado, es, si se quiere, un mero cliché. Un cliché que creo que venimos arrastrando desde hace demasiado tiempo. Imagino que cuando Caín mató a Abel lo primero que dijo Eva fue "hay señor, esta gente de ahora..."

Es por eso que propongo no permitamos que la vejez nos traiga, aparte de canas y barriga, la arrogancia de considerar que todo lo que siga nuestros pasos es inferior a nosotros. Creo que si debemos aprender algo de la historia es dejar de caer en esos lugares comunes.

No dudo que cuando se dejó de andar en caballo por la invención del carro algún padre pensó "hay, esta gente de ahora, en esos aparatos fríos e impersonales" seguro también pensó de similar manera el hippie de los 60 que al descubrir que su hijo adolescente en los 80 ingería cocaína interjectó "esta gente de ahora, ya ni el respeto por la sagrada hierba tienen". Ejemplo reciente, patrocinado por una tía abuela "hay, esta gente de ahora, como van a embarcar un camino de espiritualidad, con ese Facebook y esos BlueBerrys"

Mi mensaje a ustedes, gente ya mayor que crítica el comportamiento de sus vástagos: el mundo ha mejorado, por más que la actitud de "esta gente de ahora" indigne su sensibilidad, actualmente hay menos guerras que hace 100 años, mueren menos niños al poco tiempo de nacer, las epidemias matan menos gente y los Derechos Humanos son (aunque en esto todavía falta bastante) más o menos respetados.

Soy un firme creyente en el progreso de la humanidad y el mundo. Sé que muchos escépticos dirán que estoy diciendo una barrabasada. Qué el mundo de hoy en día es un asco, es la decadencia de la especie en pasta. Pues NO, busquen sus datos, el pasado de la raza humana es cruel y sanguinario, la única diferencia es que las páginas de los libros de historio alebrestan nuestra imaginación de menor manera que las cámaras de CNN.

martes, 8 de septiembre de 2009

Explicaciones sobrevenidas (acerca de No carajo y punto)

Hace un tiempo escribí un post titulado "¡qué no carajo y punto!" el cual pueden ver más abajo. En dicho post trato de explicar las razones de mi aversión a esos sitios nocturnos llamados discotecas. No obstante las razones expresadas ahí (las cuales mantengo íntegramente) existen otras razones subyacentes, las cuales en un intento de sinceridad y de decir lo que siento sin autocensurarme (cosas que, por razones que tal vez explique eventualmente, han estado ausentes de acá desde hace un tiempo).

Esto lo digo porque el otro día me vi obligado a asistir a uno de estos sitios (por compromiso, no por iniciativa) y me entró una de auto psicoanalizarme. Entonces, entre reminiscencias y fantasmas del pasado creo que llegué a una conclusión, la cual (en verdad no sé porque, puesto que es algo que me debería apenar) trataré de explicar a continuación.

La asistencia a los inefables locales nocturnos es una especie de monopolio grupal, puesto que mucha gente (o bueno eso pienso) encuentra placer en su concurrencia. No sé si es la sensación de estación de metro a las 6 de la tarde cuando hay retrasos en el sistema, o el hecho de que los tragos comprados a 7 veces su costo hacen que la rasca sea mejor. El punto es que a mucha gente le gusta ir a estos sitios, tienen, pudiéramos decir, una posición privilegiada entre otras opciones de entretenimiento (bares, cine, restaurantes o casas de gente). En mi adolescencia la predilección de mis amistades (cosa que no tiene nada de malo) era de esperarse: discotecas.

Hay que tomar en cuenta que, aunque me parezca pavosa y repugnante, la frase "entre gustos y colores no han escrito los autores" es bastante acertada. Por eso encontramos a gente que prefiere Burger King sobre Tropi Burger, Cocacola sobre Pepsi y beisbol sobre fútbol. Las cualidades personales, obviamente, no escapan este campo. Agreguemos a esto el hecho entre los productos y las personas siempre hay una competencia por escasos recursos o beneficios. En el caso de Burguer King y Tropi Burger es por personas que coman hamburguesas, en el del beisbol y el fútbol es por gente con interés en el deporte. En el caso de los adolescentes hormonales es por adolescentas (para usar la manera de expresarse del constituyente venezolano) igualmente hormonales.

En este proceso cada competidor busca a su vez obtener la mayor cantidad de elementos a su favor que le permitan ser exitoso en la contienda, son lo que ha sido llamado las ventajas comparativas. Por eso, las compañías de minifalda no se pelean por el cotizado mercado de mujeres islámicas y Tamanaco no vende su -en Venezuela omnipresente en casa con niños- kit de beisbol en Brasil, tampoco Evinrude tratará de vender barcos en Bolivia. Lamentablemente un adolescente con lentes, tendiente a la gallez, que además por alguna razón misteriosa carece de el más mínimo sentido de ritmo -ergo, carece absolutamente de la capacidad de bailar sin causar el mismo efecto que Elaine- no llegó a las mismas conclusiones que compañías exitosas (ahí la razón por la cual las compañías exitosas lo son en su rubro y él no lo fue en sus fines juveniles).

Voy a tomarme la libertad de asumir -creo que con bastante certeza- que la razón principal por la cual una persona va a una discoteca es para, seamos sinceros, agarrarse a alguien. No es muy difícil llegar a la conclusión, el alcohol abunda y la relativa oscuridad hacen atractivas a personas que jamás lo serían a plena luz del día. Sin embargo, para lograr tales fines son necesarios una serie de elementos, entre ellos, poder mover los pies de manera rítmica con algo de fluidez. Yo, lo digo abiertamente (creo que por el hecho de que ya dejó de importarme) carezco de esas habilidades, por ende, mi confianza bajaba y no tenía mucho éxito que se diga. (Tampoco me voy a martirizar diciendo que fue nulo, fue escaso, no nulo)

Por ende, mi razón original para despreciar las discotecas es el alto grado de frustración que me ocasionaba la asistencia a las mismas.

-lo digo abiertamente, si alguien encuentra en eso motivo de risa, que se ría, ya llegué al punto en que no me importa... los 17 los dejé atrás hace rato-

Lo que tengo que agradecer (y lo que creo que me permite escribir esto) es que me di cuenta de que no era un problema mío, era simplemente que estaba compitiendo en el mercado equivocado, al fin y al cabo, no podré bailar ni medio, me dará terror acercarme a mujeres desconocidas, pero (el siempre hay un pero en este caso me favorece) tengo cualidades a mi favor, hablo bastante y hasta hay personas que disfrutan mi sentido del humor. Por ende el sitio indicado para buscar con quien desatar mis pasiones juveniles no era en un sitio donde el retumbar de un bajo escupiendo reggaeton impidiera cualquier conato de conversación. En los otros sitios pues radicaban las posibilidades de éxito.

Así que, como Michael Jordan, quien se dió cuenta de que el era bueno en Basketbol y no en golf, dejó su marusa y volvió a sus gomas, Manuel Andrés Casas dejó las discotecas.

viernes, 28 de agosto de 2009

Esquizofrenia tópica

Esto es una autocuña, si les da fastidio leer los 3 párrafos introductorios por favor simplemente vayan al link que está al final de la entrada.


No, gracias a los cielos no padezco de esa terrible enfermedad. Sin embargo, creo que soy bastante herbívoro en cuanto a los temas sobre los que me gusta hablar -y hablar es algo que me gusta...- Dicha variedad debe ser manejada con cuidado, debe compartimentalizarse, puesto de lo contrario se corre el riesgo de aburrir a su interlocutor. A todos nos pasa, tenemos amigos con los que hablamos de nuestras vidas, otros con los que discutimos de política, otros con los que simplemente hablamos de cualquier vaína.

Este blog es uno de los compartimentos, puesto que me he rehusado a hablar (casi siempre) de cosas "serias". Puesto que para mí esto es algo que hago para entretenerme me limito a tocar temas que pueden caer en lo que me gusta llamar "el discreto encanto de lo cotidiano". Básicamente cosas de la vida, provenientes de ponerle atención a los detalles que generalmente pasan desapercibidos. (me dije que iba a volver a escribir acá con regularidad y eso haré, este blog sigue activo carajo)

Esto ha ocasionado que muchas cosas que quisiera poner por escrito sean auto censuradas y el dedo nunca llegue a la tecla (lo cual es lamentable porque escribir disciplinadamente es una de mis metas). Por ende, al final decidí escribir acerca de política, economía y todas esas cosas que a veces salen en los periódicos y que bizarramente me parecen entretenidas, para hacerlo abrí un blog con dos otros amigos que comparten los mismos intereses. Sería genial que pasen por ahí:

Sin el Chivo y Sin el Mecate

Gracias

miércoles, 29 de julio de 2009

Estereotipos de personalidades oficinezcas


DISCLAIMER: ESTO ES COMPLETAMENTE IMAGINARIO Y NO SE REFIERE DIRECTA NI INDIRECTAMENTE A NADIE QUE TRABAJE CONMIGO

Pasamos la mayor parte de nuestro día, a no ser, claro, que seamos felizmente desempleados, en nuestros lugares de trabajo. Dentro de la gran gama de lugares de trabajo existentes la oficina presenta un interesante caso de estudio, porque a pesar de la diversidad de labores que se desarrollen en cada uno, en el fondo, tienen una especie de esencia común, algún elemento misterioso que causan los carnets de banda magnética y las engrapadoras, un efecto místico que hace que en las mismas encontremos personalidades arquetípicas, estereotipos reiterados, comportamientos repetidos.

Algunos de los estereotipos de personalidades oficinezcas que vienen a mente:

  1. El obsesivo-compulsivo con posibles tendencias psicopáticas: Lo ves todos los días, sin embargo lo escuchas sólo muy ocasionalmente ¿te ha hablado en ocaciones que no sea estrictamente necesario?¿ha entablado conversación alguna que no verse sobre motivos laborales? Pero ahí está, sentado en su escritorio, el sonido reiterado que produce el reiterado golpe de sus dedos contra el teclado te ha atormentado un par de veces. Ahí está, viste de la misma manera todos los días, con su peinado -preferiblemente el popular lamioe´vaca- casi que calculado con regla. Su puntualidad y rutina son asombrosas, llega todos los días a la misma hora, 8:30 digamos, y aunque llegue antes al edificio no será hasta ese preciso momento que va a entrar al recinto. Su alimentación es particular, como siempre algo aburrido, arroz con pollo o algo así, pero no lo veras en el comedor puesto que estas personas rehuyen del contacto social, comerá sólo en su escritorio, el cual cabe acotar, está perfectamente ordenado, ahí no encontrarás nada sin etiquetar, ojo que dije etiquetar, no es del tipo que le pone el nombre a las carpetas manila con marcador, es de la gente que imprime la etiqueta y la pega. Su engrapadora es todo un fenómeno, como todo, está etiquetada y por alguna razón tienes la leve impresión que el número de grapas que tiene adentro está en un rango determinado, nunca menos de 25, nunca más de 74. Aunque pienses que es un perdedor tímido, sabes que en lo más profundo de tu subconsciente tienes miedo que un día se vuelva loco y los mate a todos.
  2. El galán de pasillo: El habitat natural de esta especie claramente no es detrás de un escritorio, muchos menos encerrado en una oficina, el galán de pasillo está siempre activamente buscando su presa y ¿qué mejor sitio para una emboscada que un pasillo? un pasillo estrecho donde sus víctimas (¿o acaso eligen serlo?) no tengan escapatoria posible. Si hay que recalcar una cosa del galán de pasillo es que no existe límite o estándar de selectividad alguno, esta persona simplemente ronda el pasillo y atacará lo primero que cruce su camino, desde la secretaria gorda hasta la gerente milf, todo ser femenino que respire resultará suficiente para intentar descargar hormonas. Encontramos que la técnica del pasillero es emboscar a las mujeres en el pasillo y luego hacer una sutil invitación a hacer algo -cualquier cosa en principio inocente- fuera de la oficina, ahí es donde verdaderamente saldrá a relucir su calaña, así que, mujeres desprevenidas del mundo corporativo, tened cuidado en sus viajes al baño o a buscar agua.
  3. El jefe-que-no-es-tu-jefe que siempre te atrapa en los peores momentos: La situación la hemos vivido todos, viernes, 4:30 P.M. ya hicimos planes, nuestros jefes directos no están por ningún lado, estamos preparando nuestra ansiada emigración al mundo del fin de semana, todo vislumbra salir bien y... ahí aparece... una mezcla de aire de desespero y cara de gato con botas, el jefe/socio/gerente de un departamento/división/área que no es la tuya, pero que por su condición de superior jerárquico tiene la facultad indirecta de mandarte (al final es miembro de la junta directiva/comité supremo) exclama al verte ¡(inserta tu nombre aquí)!¡qué bueno encontrarte! es que surgió algo de última hora (siempre es de última hora) en verdad es demasiado urgente, es de vida o muerte (siempre es apocalíptico), si no no te pediría esto (claro...) pero necesito que hagas (inserta cosa fastidiosísima aquí) p.ej. lleva este paquete pesadísimo en burro a chapultepec, o, si es peor, llévalo a tal oficina que queda en el rosal (un viernes? con esa cola? no me jod...) Chao chao viernes...
  4. La puta de oficina (o cubículo, depende del rango) Es necesario hablar de las diferencias de este estereotipo con el galán de pasillo, pues resulta que la puta de oficina/cubículo tiende a tener intenciones diferentes a su homólogo masculino, pues -y me perdonan la misoginia- ésta tiende a tener intenciones ocultas o ulteriores, por lo tanto, más que controlar la ebullición de sus hormonas, estos seres buscan ascender en el escalafón oficinezco, por ende, sus objetivos tienden a ser personas jerárquicamente superiores. Por lo tanto, su habitat depende de su rango, si ella tiene escritorio en el pasillo buscará al tipo que tiene cubículo, si tiene cubículo buscará al que tiene oficina, si tiene oficina buscará al tipo que tiene oficina de esquina y así sucesivamente.
  5. El vago ocioso ladilla: No nos importa tanto que sea vago y no trabaje un carajo, ni tampoco que en su ocio se disponga a hacer las cosas más aburridas del mundo, lo que nos revienta las pelotas de este tipo es que su vaguedad y ociosidad se vierten hacia el mundo exterior y terminan salpicándonos encima. Es el típico carajo (no sé por qué esta especie no se da casi en mujeres, creo que es porque éstas si están ociosas se escapan a la peluquería) que cada 3 minutos alza su cabeza por encima de la pseudo pared que divide tu escritorio del suyo (siempre se va a sentar al lado, de eso no hay salvación, si tiene oficina es la de enfrente) para preguntarte, o comentarte, cualquier zoquetada del estilo de "¿viste que en Kuala Lumpur un perro vomito sobre una señora de 77 años?" o "ayer mi hamster hizo tanto ejercicio que rompió su ruedita" sencillamente fomenta momentos imaginarios estilo Ally McBeal en los que te provoca tener una escopeta y...
  6. El/La persona rebelde del personal de cuello azul: Capaz el estereotipo mayor es el conserje de Scrubs. En toda oficina debe haber uno, alquien del personal de cuello azul (el eufemismo personal administrativo no me gusta y personal de servicio me parece ofensivo) que se rehusa completamente a hacer su trabajo, desde el mensajero que se niega rotundamente a llevar depósitos al banco hasta la telefonista que se niega a informar quién está llamando, pasando por el pasante que llega a las 11 alegando que los miembros de la junta directiva llegan a a esa hora. No podemos negar que le agregan un toque pintoresco al lugar de trabajo, sin embargo, siempre está la pregunta de por qué, si se niegan a hacer su trabajo, no los botan. He escuchado varias teorías al respecto, algunas implican que despedirlos (por la absurda legislación laboral venezolana) resultaría demasiado caro, otras alegan su inamovilidad a una membresía en un sindicato secreto de secretarias que tiene grandes influencias en el gobierno. Pero la teoría más plausible es que cuando las personas que realmente podrían tomar la decisión de despedirlas piden algo no hay rastro alguno de rebeldía, sino más bien eficiencia digna de panadero portugués.
  7. El/La persona que insiste en hacerte saber ABSOLUTAMENTE TODOS los detalles de su vida: y esto si me parece de mal gusto, si alguien tiene la necesidad de contarle a la humanidad (o en su defecto al idiota que tiene la desdicha de trabajar con el-ella) absolutamente todos los detalles insignificantes de su vida, podría tener la delicadeza de hacerlo por un medio que no implique que uno no tiene escape, que abra un blog, que escriba un diario, que grabe un podcast, que se grabe y monte los videos en youtube, medios hay, pero por favor, que no atormente a sus compañeros de trabajo, francamente ¿en verdad me importa si ayer lograste entrenar a tu perro para que te trajera las pantuflas, que tu novio te hizo tener 7 orgasmos, que tu sobrino aprendió a decir paralelepipedo o que pretendes cenar ensalada de alcachofas? la respuesta, generalmente es NO. Sin embargo como irse en la mitad del cuento es un acto de vil patanería, uno debe resignarse y desarrollar la técnica que uno usaba para cuando uno de nuestros padres nos empezaba a sermonear por teléfono, es decir, abstraernos de la conversación y ocasionalmente interjectar un "claro" "wow" "excelente"


miércoles, 22 de julio de 2009

Lo que no sabías que Harry Potter fomentaba

Después de ver HP me di cuenta de que, aparte de la línea central de la película, la misma promueve y fomenta una serie de cosas, que, aunque tal vez no salten a primera vista, considero positivas y dignas pues de comentar.

1. HP fomenta una manera de vestir casual y cómoda: Vemos a lo largo de la película como los buenos están siempre en ropa sencilla, no aparatosa y relajada, los vemos ataviados en bluejeans y gomas (el maracucho se rehusa a desaparecer... agréguenle zapatos...) en un sueter y una franela blanca marca ovejita. Sin duda esa combinación es el epítome de la vestimenta casual. Por otro lado encontramos como el sifrino de mierda de Draco Malfoy y su pandilla andan siempre de blazer y camisa (como que tienen complejo de abogado)

2. HP pregona el ideal burgués: Esta creo que es bastante obvia, podemos ver como los mortifagos son una especie de versión de los amos del valle pero con varita mágica, la representación de la aristocracia más rancia del mundo de la magia. Por el otro lado encontramos que muchos de los personajes notables que luchan contra ellos no tienen exactamente el mejor pedigree, la mayoría han surgido y llegado a donde están por su propio esfuerzo. Son entonces unos patas en el suelo que mediante talento han subido al tope, son pues, burgueses, entendida la palabra como algo positivo, como se utilizaba en el siglo XVIII, no como el termino derisivo que los comunistas han querido darle.

3. HP idealiza el emprendimiento capitalista: Sí, es verdad, los gemelos Weasley deciden emprender, arriesgándose a instalar un negocio que resulta ser todo un éxito, lograron pues satisfacer necesidades de la comunidad lo cual les trajo grandes beneficios económicos. Esa es la esencia del capitalismo, innovar, hacer algo nuevo, hacer felices a las personas mediante la resolución de sus necesidades inatendidas. Podemos incluso ver como han sido tan exitosos que han logrado superar los embates de la recesión que ha afectado a todo el callejón.

4. HP fomenta el pensamiento positivo estilo "The Secret" : Aunque esto pudiera pecar de DeprakChoproso, cuando Ron (el perdedor resentido) piensa que le han aliñado su jugo con felix felicis (Esteroides versión Hogwarts, sólo esperemos que no salga ningún José Canseco) logra ser un deportista bastante decente, después relevándose que era un simple placebo. Sirve para hacer relucir toda esa vaina de "el poder está dentro de ti" o de "la ley de atracción".

Nota: no he fijado posición acerca de éso (soy agnóstico al respecto) sólo como lo enfocan en la película.

5. HP propicia intentos frustrados de escapismo: Esto ya no trata sobre la película per se, sino sobre lo que, por lo menos algunas personas, terminan pensando después de verla, que es ¡mierda, quiero ser personaje de esa película, quiero vivir en puto Hogwarts! Pero claro, es el resultado natural, en qué otra parte del mundo la caraja más galla del salón es también la más bonita, que aparte está infatuada con el perdedor del grupo, en dónde más pasa que el héroe de la vaina tiene lentes y es gallísimo. Logra de esa manera HP fomentar en nosotros un grave deseo de escapar de la realidad, de abstraernos de los secuestros y los golpes de Estado, de la inflación y el tráfico. Sin embargo, estos intentos fugaces se ven, inexorablemente, siempre frustrados.


P.D. Sí, estoy al tanto de que este post fue gallísimo.

miércoles, 15 de julio de 2009

los faux pax que el abogado venezolano no puede permitirse

Los abogados son criaturas misteriosas, con mucho sentimiento de comunidad, o por lo menos de estereotipamiento compulsivo. En esta subcultura que pulula los tribunales existen una serie de reglas tácitas que, en caso de ser violadas, acarrean la terrible e insoportable pena del escarnio público. A continuación me propongo enumerar unas cuantas de estas reglas pétreas, recordemos que por más ridículas que parezcan, dura lex sec lex.

1. Que te encuentren en Tribunales sin blazer: no importa cuánto calor esté haciendo, el sentido de haute couture de la profesión legal venezolana no acepta ningún tipo de sugerencia, ni siquiera cuando la sugerencia proviene de factores como lo es la locación geográfica y la temperatura de la ciudad en la que se habita. Creo que es hora de que aceptemos la realidad, estamos en el TRÓPICO, por lo cual deberíamos procurar vestir de la manera menos calurosa posible (sugerencia: guayabera) Cosa que no se logra con el sofoco de una corbata...

2. Escribir con algo que NO sea un Montblanc (aunque sea falso): no importa el resultado de lo escrito, para el jurista patrio lo mismo da que lo que esculpa la tinta sobre el papel sea una futura obra monumental de la literatura universal, un opus revolucionario del pensar jurídico o simplemente el número del expediente que quieres solicitar. Lo importante es con que se escribe, y por su madre jure que no encontrará a un abogado venezolano de pura cepa que digne empuñar un instrumento de escritura tan profano como un kilométrico plus.

3. Permitir ser llamado de una manera diferente a "doctor": no importa que haya estudiado meramente 5 años y que su contribución al acervo de literatura jurídica brille por su ausencia. El haber estudiado 5 largos años una carrera en la que la tesis y las pasantías NO son requisito de grado le otorga al abogado el honor de ser mal llamado con la más alta distinción académica. Pero en este punto hay que dar el beneficio de la duda, puesto puede ser que sea una simple manera para disimular la ignorancia del nombre del interlocutor.

4. Transportar los documentos en algo distinto a un maletín: La comodidad ha sido dejada de lado (cosa que se demuestra por el mero hecho de usar corbata) no importa que uno sepa que va a tener que hacer cola, la mejor y única manera gremialmente aceptable de trasladar documentos es mediante un maletín (objeto cuadrado, pesado y fastidiosísimo para cargar). Si sabemos que en las dependencias públicas a las que asistimos diariamente no funciona el ascensor, obligándonos a un fatigoso ascenso por una escalera sofocante ¿no sería mejor un morral? creo que, aunque los quiroprácticos se quejarían, nuestras espaldas lo agradecerían.

5. No revisar el Blackberry mientras se esperan los expedientes: No caigamos en la posibilidad de que algunos colegas piensen que no somos personas ocupadas perennemente, me imagino el despotrique ¡Qué! ¿no estaba revisando su teléfono mientras esperaba los expedientes? ¿Qué clase de chimbín será? ¿Cómo se le pasa por la cabeza que no es de buen gusto gremial demostrar momentos de desocupación, de relajo o de cualquier forma de no-urgencia? Sin embargo, mi instinto me dice que más que solventar asuntos importantes relativos a una fusión hostil, la mayoría le está preguntando a su esposa (o amante) qué hay de almuerzo.

6. Usar menos de dos o más de cuadro nombres/apellidos: No sirve Pedro Pérez, mucho menos Juan López, Francisco Jaime Pulgar de León es demasiado rimbombante ni hablar de lo exagerado de Mauricio Josefino Concepción Huerta-Sierra. En la definición de la combinación de nombres a usar sólo es posible usar 3, 2 denota poca monta, simplismo, mientras que 4 es pretencioso (como si ya no lo fuésemos) Se suman puntos si los dos apellidos tienen un guión en el medio, si no se tiene guión, o los dos apellidos son demasiado comunes para ser guioneados, se recurre a utilizar los dos nombres (ejm: Manuel Andrés Casas). Algunos juristas de reconocido talante han tenido las agallas y se han atrevido a usar apellidos guioneados y una inicial de su segundo nombre (ejm: Allan R. Brewer-Carías) Pero es preciso acotar lo arriesgado de dicha maniobra.

7. Hacer la cola para montarse en el ascensor (cuando funciona): Como ya hemos mencionado, los ascensores de edificios tribunalicios tienden a trabajar como una secretaria de Ministerio cuando se atrasan para pagarle la quincena, es decir, nada. Hay momentos de inmenso fortunio, en los cuales los ascensores deciden trabajar como secretaria de ministerio a la que sí le pagaron la quincena, es decir, mal y poco. De todos modos, en esos instantes equinóccicos en los que los ascensores deciden funcionar resulta imposible lograr la hazaña de formar una cola ordenada, para qué hacer cola, se preguntan los jurisconsultos, eso es para los pendejos, mejor colearse, mejor amontonarse como turba romana alrededor de la puerta, no dejar que la gente que se va bajando salga y entrarse a piñas para entrar. Justo la solución ordenada, pacífica y apegada a la justicia que esperaríamos del gremio al que en algún tiempo pretendo ingresar.

Para la gente de sensibilidad fácilmente ofendida, que tildará estas líneas como un despotrique pretencioso, que les baste saber que cumplo con 3 de los 7, el del nombre es obvio, a su imaginación dejo cuáles son los otros dos.

martes, 7 de julio de 2009

¿y a quién dirigen?


Es común en declaraciones televisivas o radiales escuchar que el presentador anuncia a su invitado como: fulano de tal, dirigente de [inserte acá el nombre del partido de su preferencia] quien nos hablará de [inserte acá el nombre del evento del gobierno que esté de moda criticar]

El uso indiscriminado del cargo de dirigente me parece, no sólo un error terminológico, sino un simple absurdo. Por lo cual considero que, ante todo, debemos buscar la causa del uso del término. La única razón medianamente lógica que he encontrado es la falta de cargos públicos ocupados por estos personeros, el razonamiento vendría siendo el siguiente: si quiero que la persona X reciba atención y pueda ser electo para algún cargo es necesario que esté en la palestra pública (o en su defecto en los medios) pero entonces ¿bajo qué título lo presentamos?¿qué debe aparecer abajo de su nombre en la tirita de globovisión o en el espacio después de la coma subsiguiente a: fulano de tal en las declaraciones radiales?

La respuesta es sencilla: DIRIGENTE

Pero, ¿qué es ésto?¿un dirigente no se supone que...emm...dirija?¿no debería tener algún tipo de influencia sobre por lo menos la militancia de su partido?¿no debería un dirigente tener algún tipo de relevancia en la dirección ideológica de su partido?¿no se supone que debería, por lo menos, dirigir algo más que palabras a una cámara o un micrófono?

Personalmente yo creo que sí, que esos deberían ser requisitos para considerar a alguien dirigente de un partido. Sin embargo, también entiendo la necesidad que tienen ciertas instituciones de aderezar el nombre de una persona, es fácil de entender que un nombre por sí sólo no nos dice mucho, razón por la cual hay que ponerle un subtítulo, me imagino al dizque marionetero detrás de todo pensando "si lo dice Pedro López nadie le hará caso, pero si lo dice Pedro López: dirigente nacional de Alianza Anarco Sindicalista las masas aceptarán todo lo que dice como la verdad absoluta"

Francamente estoy en desacuerdo con esa forma de pensar, me resulta falsa, hasta pretenciosa, queriendo hacer parecer a una persona cualquiera un líder iluminado. Por consiguiente me gustaría que adoptasen un poco más de sinceridad en lo que respecto a los título que le ponen a la gente, un poco más de coherencia. Por lo tanto propongo la creación del cargo de vocero, darle ese título a alguien no tiene nada de falso, es perfectamente lógico, ya me imagino al locutor diciendo "con nosotros Jaime Méndez, vocero de Unión Aristocrática Juvenil" es el cargo que es acorde con la función, Jaime Méndez es vocero por la simple razón de que está ahí (en un medio de comunicación masiva) siendo el portavoz de un grupo que representa, todo sin las ínfulas de que puede dirigir a multitudes de seguidores en cruzadas contra molinos de viento...

Sinceramente.

Manuel Andrés Casas, Dirigente de ¿518?

jueves, 2 de julio de 2009

Que NO carajo Y PUNTO


El otro día me comentan "mira, men, vamos a estar celebrando [inserte su razón de celebración favorita acá] hoy en la noche en [inserte la pavosa discoteca de turno] pásate y nos tomamos unos rones"

Respuesta: "en verdad muchas gracias, pero.... esos sitios van contra mi religión"

Es una respuesta que he dado varias veces y que a traído respuestas como :"no seas tan pajúo/pretencioso/agüevoniao/pendejo/ladillao etc" Sin embargo, considero que la respuesta es perfectamente lógica y que todos los adjetivos dirigidos a mi persona son, en efecto, aplicables a las personas que deciden emprender una celebración en una de las nefastas discotecas.

Pretendo entonces explicar de manera breve mi repulsión a estos sitios, que, aunque usted no lo crea, tienen mucho de parecido con algún ministerio (o sede de la burocracia que usted prefiera)

1. La Cola

¿Por qué carajo habría de querer ir a un sitio dónde tengo que esperar un tiempo considerable de cola para entrar? En mi caso particular siento que paso toda la puta semana metido en una cola, voy a Parque Central, cola para montarse en el ascensor, voy a Tribunales, cola para pedir los expedientes, voy a la Fiscalía, cola para poder registrarse en el imprescindible libro para poder pasar. Cada vez que me monto en el carro, ¿adivinen qué? cola y más cola en este congreso mundial de tráfico que es Caracas.

Si eliminamos las colas que yo tengo que calarme por motivos laborales, nos queda, por lo menos un elemento común, el tráfico, puesto que a no ser que uno tenga un helicóptero o un batimóvil estacionado en el garaje no hay manera alguna en la que un habitante de esta ciudad pueda escapar del vil secuestro de nuestro tiempo con que el tráfico nos azota. Sin embargo, muchas personas consideran que lo esencial para pasar un fin de semana arrechísimo won es estar parado en un sitio haciendo una cola interminable para que algún inepto te permita entrar a gastar tu dinero. Coño, esa extorsión se la paso a la Onidex, y sólo porque no me queda otra opción, pero de ahí a voluntariamente someterme a estar esperando por que un portero caprichoso le de la gana de dejarme entrar ¡ni de vaina! (el despotrique contra el portero viene abajo)

Pero la realidad de la movida nocturna capitalina revela lo contrario, un vistazo nos revela que noche tras noche caraqueños se apiñan y apretujan por el honorable privilegio de estar esperando detrás de la cuerdita de aeropuerto glorificada, buscando tenazmente hacer contacto visual con el portero, contacto visual en el cual de manera apologética y servil el aspirante pareciera aclamar ansiosamente "a mí, elígeme a mí, porfa, porfilis, porfa a mí"

¿Qué otro sitio tiene siempre cola para entrar? La Onidex, El Seguro Social, Tribunales, Cualquier Ministerio. Ahí va la similitud número 1

2. El Portero

¿Cómo llamamos a una persona que, durante el ejercicio de sus funciones, te mira con desdén y desprecio, abusa grotescamente de las insignificantes cuotas de poder que tiene y (sin razón alguna aparte del hecho de tener un pichache uniforme) se cree infinitamente superior a ti... ¡Ah! y casi se me olvidaba, piensa que hacer su trabajo es hacerte un favor, un favor del cual tu vida (o tu felicidad) depende? yo particularmente lo llamo burócrata de mierda, las personas que asisten a discotecas fácilmente podrían llamarlo portero.

Jalarle bola a este despreciable ser me parece absurdo, por ende, es algo que me rehuso a hacer en mis fines de semana, que al fin y al cabo son el tipo que uno tiene para hacer lo que a uno le gusta y descansar ¿si ya diariamente tengo que gastar mi tiempo jalándole mecate a un funcionario inepto para que haga su trabajo (pero nunca después de las 3:30) por qué carajo habría de hacerlo voluntariamente un fin de semana? en mi humilde opinión, éso es absurdo...
esa es la similitud número 2

3. La Ropa

Una de las características mas inefables del portero fue omitida del punto anterior con el propósito de incluirla en éste. Me refiero nada menos que al síndrome de "ojos de ascensor" que tienen estos seres despreciables (¿Por qué no juzgan su camisa apretada que dice en amarillo SECURITY?... eso no tiene un carajo de bueno gusto como pa que lo anden juzgando a uno) Después de aplicarte los "ojos de ascensor" de mierda, en los que juzgan desde tus zapatos hasta tu peinado (la gelatina es algo fundamental. La existencia de esta substancia y su cantidad es determinante, pues una mínima cantidad te puede vetar de algunos sitios, mientras que en otros si no tienes el equivalente a una garrafa de gel en el pelo tu entrada está proscrita).

Ahora, no voy a criticar el hecho de que ciertos comercios impongan normas relativas a la vestimenta que consideren adecuada, al fin y al cabo es su comercio y sus dueños pueden hacer con él lo que se les venga en gana (corriendo el riesgo de quebrar) si ellos dicen que no quieren dejar entrar a nadie con pantalones rotos o en gomas (sí, soy maracucho, me rehuso a decir "zapatos de goma") bien pueden hacerlo. Lo que YO no pretendo hacer es ponerme otra vez el mismo disfraz que me pongo para la oficina para ir a "esparcirme".

¿Qué otros locales le imponen a la gente condiciones de vestimenta? que yo sepa a nadie le han impedido la entrada a Excelsior Gamma o a McDonald´s por estar en chores, pero si he visto como a gente no la dejan entrar a ministerios por "No estar vestidos a la altura y ofender la dignidad ministerial" Ahí está, similitud número 3

Estas razones creo que ya son suficientes para demostrar el porque aborrezco ir a estos sitios. Sin embargo, si no han sido suficientes para alguien agrego brevemente unas más: (i) la música es potencialmente una mierda, y aunque no lo sea en el afán del DJ de complacer a todo ser viviente que se encuentre adentro eventualmente pondrá algo que no te guste. (ii) La actitud de "estoy demasiado buena y lo sé y por ende exijo que se me jale bolas y se me brinden tragos de color pastel con nombres rimbombantes" basta decir que abunda (iii) la posibilidad de que algún cretino acomplejado te embosque de espaldas y te parta una botella en la cabeza "porque me miraste mal" (iv) porque francamente pana... QUE LADILLA

Por ende, mi respuesta cuando sale alguna excursión a alguno de estos sitios será NO, cuando se insista, será NO y cuando se critique será NO carajo... Y PUNTO

miércoles, 1 de julio de 2009

Teoría Conspirativa 1


A veces encuentro que mucha gente todavía tiene dejos infantiles, aunque pretendan ser las personas más serias y maduras del mundo sigue habiendo, por lo menos de manera subyacente, ciertos comportamientos reminiscentes a esas edades de inocencia. Muchas veces encontramos que mucha gente poderosa y grave tiene debilidad por dulces infantiles (ejm: Dumbledore en Harry Potter)

Sin embargo, el punto principal es que uno de los dulces que más provoca este fenómeno son las gomitas, particularmente las que vienen en forma de algún animal salvaje. Personalmente tengo una particular afinidad por estas gomitas y durante los pasados dos meses casualmente he estado en varios sitios donde los mencionados dulces han estado disponibles. Entonces un día me di cuenta de un fenómeno recurrente, algo que sucedía en todo sitio donde hay gente comiendo gomitas, sin importar edad, sexo, tendencia política o grado de inteligencia.

¿Cuál es, entonces, este misterioso evento que rodea a toda bolsa abierta de osos de goma?

¡Qué discriminamos!

Claramente hay preferencias en gomitas, todo el mundo quiere las rojas o las anaranjadas, dejando de lado y mirando hasta con desdén a las verdes. De hecho la autoritaria interjección ¡No te comas todas las rojas! ha retumbado en más de una ocasión. Entonces, surge la siguiente pregunta ¿Por qué, si hay tan claro favoritismo hacia las gomitas de color de partido comunista (o del partido republicano) y tanto desdén hacia las de color de partidos ecológicos/copeyanos, las siguen haciendo?¿Por qué no asumen la realidad (por dura que sea) aceptan que las gomitas verdes no le gustan a nadie (excepto tal vez a uno que otro ser con pésimo gusto) y hacen una bolsa con puras gomitas rojas?

La pregunta puede tener una serie de respuestas:

1. Los malvados fabricantes de gomitas en forma de oso (difícil éso de poner malvado seguido de fabricante de gomitas en forma de oso ¿no?) saben plenamente las preferencias discriminatorias de sus consumidores, pero siguen haciendo las bolas multi-étnicas como medio de extorsionar disimuladamente a sus clientes, saben que la bolsa ni de vaina trae suficientes gomitas rojas, saben que vas a quedar con antojo y vas a tener que comprar otra bolsa. No sería más que una estrategia de ventas y una estrategia económicamente racional si vamos a eso.

2. Lo saben, pero les de lástima con las gomitas de color verde, temen hacerle daño a su frágil autoestima azucarado, por ende las siguen poniendo en bolas por compasión.

3. Una agencia gubernamental pensó en algún momento que las bolsas monocolor eran racistas, imponiendo entonces una cuota de gomitas verdes que debe contener cada bolsa, so pena de que te cierre el indepabis si incumples la regulación. La cantidad de gomitas verdes viene dada entonces por políticas anti-apartheidistas o por affirmative action, buscando corregir la injusticia histórica y el sufrimiento por el que pasaron las gomitas verdes por la tiranía de las rojas.

4. Al dueño de la fábrica le gustan más las verdes y todo es un plan maquiavélico para lograr imponerle a sus clientes sus preferencias y gustos.

5. Capaz toda la gente que conozco está loca y en el mundo si hay, en efecto, un grupo significativo de personas a quienes les gustan las gomitas verdes

lunes, 29 de junio de 2009


Miraba la rayada buseta que marchaba a mi lado, el vehículo, que francamente se encontraba en un estado depauperado, era un recuerdo continuo de los problemas de transporte que sufre Caracas, sin embargo, este autobús era diferente, pues tenía escrito en sus vidrios "VOTA 1, vota Vicente, el que no alza las finanzas!"

Igual que los sindicatos, las universidades y los colegios profesionales, las uniones de conductores también tienen elecciones internas, si nos ponemos a ver esto debería ser algo obvio, la dirección de un grupo de interés que carece completamente de recursos y de poder formal pero capaz de hacer ruido es algo común en la sociedad. Sin embargo, pensé que esa camionetica era un caso aislado, probablemente propiedad del susodicho Vicente o de algún amigo o pariente cercano, falsedad que quedó en evidencia cuando en cuestión de cuadras vi aparecer otra camionetica pintorreada pero esta vez con el lema "VOTA 3, la plancha que pone orden!" al parecer las elecciones para la Asociación Civil de Conductores Petare-Pastora es todo un evento...

Las promesas electorales esgrimidas por ambas camioneticas-planchas son la demostración en micro de dos de las mentiras políticas que harto daño le han hecho al mundo, por un lado, uno que aboga por no alzar las finanzas, aunque ignoro la situación fiscal de la asociación de conductores, intuyo que la promesa no está basada en la idea de que bajos "impuestos" permitirán a los choferes invertir más en sus vehículos para obtener mayor provecho y brindar un mejor servicio, mi intuición apunta más hacia tendencias populistas subyacentes. Por el otro lado, intuyo igualmente que la plancha "dura" y su promesa de "poner orden" estará destinada en aumentar el poder coactivo de la Asociación en detrimento de la autonomía de los conductores más que en buscar la manera de conciliar posturas encontradas para terminar el aparente caos que reina entre los transportistas.

Me pregunto entonces si esta organización tendrá un debate, ¿por qué no? si se trata de una de los grupos de interés capaces de impactar la opinión pública de manera especialmente contundente (cómo cuando deciden entrar en paro o trancar calles) ¿habrá un debate entre los candidatos?¿jugarán limpio en el debate?¿cómo será el tal "Vicente"?¿tendrá bigote?

Aunque es una mera conjetura, no creo que en caso de haber un debate éste sea limpio, veo las acusaciones personales volando por los cuatro costados, justo como lo hacen en las elecciones de sindicatos, colegios profesionales y representantes estudiantiles...

¿será que jugar sucio en política es una cuestión que está uniformemente presente en todos los sectores de la sociedad?

tal vez Kissinger tenía razón cuando dijo que la política universitaria era particularmente sucia por lo insignificante de lo que estaba en juego, tal vez habría que expandir la frase para hacerla que incluya la política sindical, de los colegios profesionales y (según los cuentos que me invento) las Asociaciones de conductores de autobuses.

viernes, 26 de junio de 2009

Mi mundo ingenuo

















El otro día vi UP, creo que tenía más de diez años sin ver una película de Disney, cosa de la que ni me enorgullezco ni me avergüenzo. Sin embargo me hizo recordar algo que tenía tiempo sin visitar mi mente, de hecho podría decir que en efecto UP me despegó un poco del piso, me hizo recordar que no todo en el mundo son ideas políticas, senados y ministros, alcaldías y estadísticas, que hay algo más allá de las decisiones del Tribunal Supremo y de los programas de opinión de la radio.

Me hizo recordar que alguna vez, mi mundo fue ingenuo.

Era algo que tenía tiempo viniendo, sin embargo me golpeó como un balde de agua fría, fue como si alguna parte obscura de mi mente de repente se atreviera a ejercitar su derecho a la libertad de expresión y en un grito de desahogo exclamara "mierda Manuel Andrés ¿no te estás dando cuenta qué estás obsesionado?¿sabes qué te vas a volver loco si sigues en éso? Tal vez tenga razón. A veces hace falta desconectarse, hacer lo que en mi oficina han venido a llamar "dieta de noticias", o tal vez se reduce a simplemente desarrollar un leve complejo de avestruz, a veces hay que meter la cabeza en la tierra y estar completamente desentendido de lo que pasa en Venezuela y el mundo.

Pienso que a veces hay que alterar el lema de 90.3 de manera que diga: "usted ya lo sabe, escuchar es enfermarse". Sé que estoy corriendo el riesgo de adoptar conductas que abiertamente critico, pero al fin y al cabo, se que es mero desgaste y que en después del fin de semana todo volverá a estar como antes.

Pero mientras no pasen esos dos días, me regocijo en mi vuelto a encontrar mundo ingenuo, mi pequeña torre de marfil abstraída de las insensateces del mundo que tanto me gustan.

miércoles, 24 de junio de 2009

Lo que pasa por la cabeza en clases (cuando aborreces a tu profesor)

Escrito algún miércoles de hastío, entre abril-mayo, a eso de las 8 30 P.M.

La cháchara incesante que emanaba de ese sub ser es un franco insulto a la inteligencia. Seguramente el aire ocupado por el sonido exhudado por el esperpento parlanchín se sentía ofendido por ser reducido a tan vil fin. Era una especie de imagen ambulante, reliquia si se quiere, de una idiosincrasia anticuada, de aquellas que lamentablemente escaparon de la lista de objetivos de los genocidas, de ésas que deberíamos encerrar para siempre en un intento de inocuizar al mundo de su influencia. O por lo menos deberíamos esterilizarlas para evitar su propagación generacional.

Desesperado comienzo a preguntarme ¿es qué acaso no hay salvación?¿no hay nada que hacer?¿debo penosamente resignarme al a presencia de este pseudoprofesor por el resto del año?

Eureka, exclamo repentinamente, ya sé, ¡existe una solución!

El (nefasto) INDEPABIS

Tiene todo el sentido del mundo, dicho organismos tiene por objeto proteger el acceso de las personas a los bienes y servicios. Yo (aunque algunas veces se opine lo contrario) soy una persona, sin duda la educación es un servicio, por ende, este hombre con su infinita perorata llena de insensateces está impidiendo nuestro acceso a la educación (y a la posibilidad de irnos a nuestras casas, el muy bastardo pasa lista) por ende, deberías tener la posibilidad de incoar una demanda en su contra en el Indepabis, tal vez puedan venir, proceder en la manera fascista que los caracteriza, y hacer que este hombre se calle poniéndole en su cara una de esas calcomanías que usan para para clausurar negocios, de esa manera logrando el fin que todos queremos: que se clausure su presencia en nuestro salón y seamos libres.

martes, 23 de junio de 2009

Gracias a los celulares...

Gracias a los teléfonos celulares nos (yo) hemos visto librados de aquella situación de penuria incómoda que acarreaba el hecho de ser adolescente y tener que llamar a alguien al teléfono de su casa, claro está, había excepciones, gente con la que había suficiente confianza como para rellenar el espacio incómodo entre el "ya se lo paso" y el momento en el que la otra persona finalmente atiende, si era alguien a cuya familia uno conocía fácilmente se le podía preguntar a la mamá/papa/hermano-a qué era de su vida, cómo iba su trabajo, qué tal su nieto o cualquier otra trivialidad generalizada que nos permitiera escapar del inefable martirio que representa el silencio en este tipo de llamadas.

Sin embargo, no corríamos con esa suerte cuando la familia de la persona a la que llamábamos era una incógnita, este hecho se potenciaba aún más cuando la persona con la que intentábamos comunicarnos era una persona del sexo opuesto que alebrestaba nuestra hiperactivas hormonas. De todas las situaciones posibles, ésa, sin duda, era la peor de todas.

Todo empezaba (en el caso de haber sido un adolescente acomplejado e inseguro, con ciertos dejos de neurotismo) con la diatriba mental ¿o era simple cobardía?¿exceso de miedo juvenil a una negativa? que tenía lugar por 2 horas y media antes de que lograra juntar el coraje necesario para alzar el teléfono, empezar a marcar 7 veces sin tener las bolas para marcar el último dígito para lueeego, después de todo ese procedimiento, que por lo burocrático raya en lo ministerial, finalmente lograba terminar de marcar los números y esperar de manera ansiosa que alguien contestara.

No sé qué era peor, si ese momento, mientras el teléfono repicaba y uno alzaba desesperadas plegarias a todos los santos para que te atendiera la persona a la que estabas llamando y así evitar el temible "buenas, por favor con fulana" seguido por el, sin duda parco y a veces (especialmente cuando se trataba del padre) genuinamente odioso "sí, ¿quién la llama?" o el momento posterior al quién la llama, ese momento que ominosamente anunciaba el "ya se la paso" momento en el que en ocasiones ocurría el hecho fatídico representado por un teléfono dejado sobre una mesa, donde una podía escuchar a los lejos o a un papá claramente molesto por el hecho de que su hija sea presa de ansiedades varoniles, o, una mamá (generalmente señora regordeta y de pelo corto, insatisfecha por el poco tiempo que le dedica su marido y envidiosa de la atención que recientemente su hija post-puberta ha atraído) diciendo de manera retadora "fulana, un tal [inserta tu nombre acá] te está llamando, no me parecen horas para estar llamando a una casa de familia/¿y quién es ese muchachito que te anda llamando?/mira.... deja ya la llamadera, no me gusta que te anden llamando a la casa..." Sin duda, en esos momentos uno estaba seguro que su llamaba tenía un fatum, el de terminar como una versión barata del Titanic, es decir, hundida en el fracaso pero sin la publicidad (y la película mala).

Sin embargo, la tecnología ha tenido una importante labor en disminuir esos momentos de nefasta incomodidad, primero, lo logró mediante la aparición de messenger, entonces, uno estaba (como buen puberto) adherido a una pantalla de computadora hablando con la susodicha (si es que uno tenía algún tipo de esperanza hacer contacto preliminar por msn era un imperativo) entonces uno seguía el modus operandi de informarle a la persona que uno tenía la intención de llamarla y luego uno ponía como prerequisito de la llamada que esa persona (y no un familiar molesto) atendiera el teléfono. Sin duda esto representó un gran avance en la reducción de la incomodidad telefónica. (especulo que algo así deben hacer los pubertos de hoy en día pero con el blackberry messenger, o quizá ya ni siquiera llamen a la gente a sus casas)

Luego, con la democratización del celular se redujo aún más la incomodidad telefónica, siendo posible llamar (siempre utilizando el teléfono perteneciente un papá que fue, afortunadamente, dejado desatendido en la mesa del comedor) directamente a la persona, esto, aparte de generar menos incomodidad, resulta mucho más eficiente, puesto se eliminan los pasos necesarios para llamar a alguien, eliminando a ese perverso intermediario que es la persona encargada de hacernos esperar en ascuas y de someternos a la tortura mental que hacen que, en esos escasos segundos, nuestras inseguridades juveniles se vean exponencialmente aumentadas.