miércoles, 24 de junio de 2009

Lo que pasa por la cabeza en clases (cuando aborreces a tu profesor)

Escrito algún miércoles de hastío, entre abril-mayo, a eso de las 8 30 P.M.

La cháchara incesante que emanaba de ese sub ser es un franco insulto a la inteligencia. Seguramente el aire ocupado por el sonido exhudado por el esperpento parlanchín se sentía ofendido por ser reducido a tan vil fin. Era una especie de imagen ambulante, reliquia si se quiere, de una idiosincrasia anticuada, de aquellas que lamentablemente escaparon de la lista de objetivos de los genocidas, de ésas que deberíamos encerrar para siempre en un intento de inocuizar al mundo de su influencia. O por lo menos deberíamos esterilizarlas para evitar su propagación generacional.

Desesperado comienzo a preguntarme ¿es qué acaso no hay salvación?¿no hay nada que hacer?¿debo penosamente resignarme al a presencia de este pseudoprofesor por el resto del año?

Eureka, exclamo repentinamente, ya sé, ¡existe una solución!

El (nefasto) INDEPABIS

Tiene todo el sentido del mundo, dicho organismos tiene por objeto proteger el acceso de las personas a los bienes y servicios. Yo (aunque algunas veces se opine lo contrario) soy una persona, sin duda la educación es un servicio, por ende, este hombre con su infinita perorata llena de insensateces está impidiendo nuestro acceso a la educación (y a la posibilidad de irnos a nuestras casas, el muy bastardo pasa lista) por ende, deberías tener la posibilidad de incoar una demanda en su contra en el Indepabis, tal vez puedan venir, proceder en la manera fascista que los caracteriza, y hacer que este hombre se calle poniéndole en su cara una de esas calcomanías que usan para para clausurar negocios, de esa manera logrando el fin que todos queremos: que se clausure su presencia en nuestro salón y seamos libres.

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