viernes, 6 de noviembre de 2009

¡Ustedes son los CULPABLES!

Me gusta el café. Me gusta mucho el café.

Tengo una particular preferencia con esta bebida, es decir, me gusta mi café de una forma determinada. una forma, que si no fuera por ustedes culpables (sé que están por ahí) sería mucho más fácil de pedir.

Hay gente que le gusta el café sólo, por ende pide un expresso. Hay otros que prefieren el café más suave, ellos piden un tetero o un guayoyo. Los que quieren un café, compuesto 70% de leche y 30% de café piden un, oh sorpresa, café con leche (aunque en teoría debería llamarse leche con café).

Otros, por nuestra necesidad crónica de ingerir cafeína, necesitamos un café preparado de una manera bastante particular. El café con leche aporta muy poca cafeína, lo cual lo hace completamente inútil ¿Para qué tomar café si este no te va a aportar la cantidad necesaria de cafeína como para seguir adelante por lo menos un par de horas? Por otro lado, sobrevivir a punta de expressos, aunque nos daría igual energía que unos cuantos gramos de perico, es potencialmente peligroso para el estómago. Dicho patrón de consumo indudablemente arroja una embestida de acidez que nos haría ingerir Tum´s en cantidades industriales.

Pero hay una combinación que resulta perfecta: el marrón. 60% café, 40% leche. El balance ideal, te da suficiente energía como para sobrevivir una clase de Derecho Colectivo del Trabajo un jueves por la noche, pero a la vez te permite tomarte suficientes tazas sin amanecer al día siguiente con una úlcera.

Lamentablemente, hoy día, uno pide un marrón y te sirven una bebida pusilánime que no es más que un mediocre con leche con un poco más de bolas. ¿A qué se deb esta degeneración, profanación si se quiere, del marrón?

La respuesta es sencilla: a los cretinos que van y lo dañan todo pidiendo "un marrón claro" ¿Qué carajo se supone que es un marrón claro? ¡Pedir ese adefesio mestizo de café debería estar penado con cárcel!

Señor, si quiere usted algo menos fuerte que un marrón acepte sus gustos afeminados y pida un con leche. No venga a hacerme pasar por el hecho increiblemente fastidioso de tener que hacer una elucubración elaborada cada vez que quiero pedir un café. Lo que debía ser un sencillo "deme un marrón" se ha convertido en "un marrón oscuro por favor, más café que leche".

Todo por ustedes, CULPABLES

Atentamente
Manuel Andrés Casas
Presidente Asociación Civil gente indignada por aquellos que piden marrones claros.