miércoles, 15 de julio de 2009

los faux pax que el abogado venezolano no puede permitirse

Los abogados son criaturas misteriosas, con mucho sentimiento de comunidad, o por lo menos de estereotipamiento compulsivo. En esta subcultura que pulula los tribunales existen una serie de reglas tácitas que, en caso de ser violadas, acarrean la terrible e insoportable pena del escarnio público. A continuación me propongo enumerar unas cuantas de estas reglas pétreas, recordemos que por más ridículas que parezcan, dura lex sec lex.

1. Que te encuentren en Tribunales sin blazer: no importa cuánto calor esté haciendo, el sentido de haute couture de la profesión legal venezolana no acepta ningún tipo de sugerencia, ni siquiera cuando la sugerencia proviene de factores como lo es la locación geográfica y la temperatura de la ciudad en la que se habita. Creo que es hora de que aceptemos la realidad, estamos en el TRÓPICO, por lo cual deberíamos procurar vestir de la manera menos calurosa posible (sugerencia: guayabera) Cosa que no se logra con el sofoco de una corbata...

2. Escribir con algo que NO sea un Montblanc (aunque sea falso): no importa el resultado de lo escrito, para el jurista patrio lo mismo da que lo que esculpa la tinta sobre el papel sea una futura obra monumental de la literatura universal, un opus revolucionario del pensar jurídico o simplemente el número del expediente que quieres solicitar. Lo importante es con que se escribe, y por su madre jure que no encontrará a un abogado venezolano de pura cepa que digne empuñar un instrumento de escritura tan profano como un kilométrico plus.

3. Permitir ser llamado de una manera diferente a "doctor": no importa que haya estudiado meramente 5 años y que su contribución al acervo de literatura jurídica brille por su ausencia. El haber estudiado 5 largos años una carrera en la que la tesis y las pasantías NO son requisito de grado le otorga al abogado el honor de ser mal llamado con la más alta distinción académica. Pero en este punto hay que dar el beneficio de la duda, puesto puede ser que sea una simple manera para disimular la ignorancia del nombre del interlocutor.

4. Transportar los documentos en algo distinto a un maletín: La comodidad ha sido dejada de lado (cosa que se demuestra por el mero hecho de usar corbata) no importa que uno sepa que va a tener que hacer cola, la mejor y única manera gremialmente aceptable de trasladar documentos es mediante un maletín (objeto cuadrado, pesado y fastidiosísimo para cargar). Si sabemos que en las dependencias públicas a las que asistimos diariamente no funciona el ascensor, obligándonos a un fatigoso ascenso por una escalera sofocante ¿no sería mejor un morral? creo que, aunque los quiroprácticos se quejarían, nuestras espaldas lo agradecerían.

5. No revisar el Blackberry mientras se esperan los expedientes: No caigamos en la posibilidad de que algunos colegas piensen que no somos personas ocupadas perennemente, me imagino el despotrique ¡Qué! ¿no estaba revisando su teléfono mientras esperaba los expedientes? ¿Qué clase de chimbín será? ¿Cómo se le pasa por la cabeza que no es de buen gusto gremial demostrar momentos de desocupación, de relajo o de cualquier forma de no-urgencia? Sin embargo, mi instinto me dice que más que solventar asuntos importantes relativos a una fusión hostil, la mayoría le está preguntando a su esposa (o amante) qué hay de almuerzo.

6. Usar menos de dos o más de cuadro nombres/apellidos: No sirve Pedro Pérez, mucho menos Juan López, Francisco Jaime Pulgar de León es demasiado rimbombante ni hablar de lo exagerado de Mauricio Josefino Concepción Huerta-Sierra. En la definición de la combinación de nombres a usar sólo es posible usar 3, 2 denota poca monta, simplismo, mientras que 4 es pretencioso (como si ya no lo fuésemos) Se suman puntos si los dos apellidos tienen un guión en el medio, si no se tiene guión, o los dos apellidos son demasiado comunes para ser guioneados, se recurre a utilizar los dos nombres (ejm: Manuel Andrés Casas). Algunos juristas de reconocido talante han tenido las agallas y se han atrevido a usar apellidos guioneados y una inicial de su segundo nombre (ejm: Allan R. Brewer-Carías) Pero es preciso acotar lo arriesgado de dicha maniobra.

7. Hacer la cola para montarse en el ascensor (cuando funciona): Como ya hemos mencionado, los ascensores de edificios tribunalicios tienden a trabajar como una secretaria de Ministerio cuando se atrasan para pagarle la quincena, es decir, nada. Hay momentos de inmenso fortunio, en los cuales los ascensores deciden trabajar como secretaria de ministerio a la que sí le pagaron la quincena, es decir, mal y poco. De todos modos, en esos instantes equinóccicos en los que los ascensores deciden funcionar resulta imposible lograr la hazaña de formar una cola ordenada, para qué hacer cola, se preguntan los jurisconsultos, eso es para los pendejos, mejor colearse, mejor amontonarse como turba romana alrededor de la puerta, no dejar que la gente que se va bajando salga y entrarse a piñas para entrar. Justo la solución ordenada, pacífica y apegada a la justicia que esperaríamos del gremio al que en algún tiempo pretendo ingresar.

Para la gente de sensibilidad fácilmente ofendida, que tildará estas líneas como un despotrique pretencioso, que les baste saber que cumplo con 3 de los 7, el del nombre es obvio, a su imaginación dejo cuáles son los otros dos.

3 comentarios:

Igor Zurimendi dijo...

Lo de las secretarias ministeriales pasará a la historia... Por decir algo lo del blazer y no estoy seguro pero el maletín, lo que lleva encima normalmente quizás merezca ese nombre. Me imagino que lees en vez de estar pegado al BB, y todavía no eres tan pretencioso como para caer en las otras tres.

GBA dijo...

Muy bien Manuel Andres, bastante interesante tu post, y bastante divertido, tienes razón en cada uno de los puntos.

Creo que con respecto al punto 1, deberíamos seguir en pie de lucha, yo solo uso corbata los lunes, martes traje sin corbata, miercoles pantalon y camisa, así como el jueves y ya el viernes bluejean y camisa o chemise, hasta ahora me ha ido bien, que quede claro que te acompaño en la lucha y a por las guayaberas...

Creo que de la lista estoy cumplo con 2 puntos.

Tú, aparte del Manuel Andres Casas, no te pelas el Blazer y estoy entre el BB o el maletín.

Saludos Doctor.

Gerardo Bello Aurrecoechea

Manuel Andrés Casas dijo...

Efectivamente el blazer es uno. Gerardo, tenemos que vencer en la desformalización del uniforme de abogado. En vez de tener viernes casuales deberíamos luchar por tener sólo lunes formales (convirtiendo así al resto de la semana en casual)