viernes, 12 de diciembre de 2008

¿De qué habrán hablado?

en verdad, ¿de qué habrán hablado?

¿a quién me refiero?

pues a la marioneta más conspicua del mundo, y al ególatra que nisiquiera acepta la posible existencia de marionetas, al producto obsoleto de la guerra fría que absurdamente sigue teniendo demanda, se rehusa a salir de los anaqueles y, al insigne paracaidista que después de fracasar al intentar tomar el poder por la fuerza de las armas se dió cuenta que las armas que le darían fuerza serían las de alebrestar sentimientos latentes en el sentimiento colectivo.

¿De qué habrán hablado? ¿habrán discutido que técnicas son más efectivas para promover el autoritarismo rampante? o habrán discutido acerca de cual es la mejor manera de ir progresivamente erradicando a la respectiva oposición, sinceramente si este punto subió a la palestra estoy convencido que el equipo local ganó, siendo el método de las inhabilitaciones judiciales mucho más elegante y discreto que la técnica de envenenamiento empleada en latitued nórdicas, ciertamente el asesinato por medio de veneno tiene un toque más poético, hasta un dejo de romanticismo, pero por otro lado, es ineficiente, puesto se presta a crear mártires.

Por otro lado, creo que los interlocutores pueden haber encontrado un punto en el que tienen elementos comunes si hubieran discutido el afán irracional que tienen sus respectivos pueblos con el poder y los (o él) que lo dententa. Su affición desmesurada por "el caudillo", "el hombre fuerte" y "el mesías". Tal vez las oleadas de fanáticos de "hombres fuertes" están directamente relacionadas con la abundancia de "mentes débiles".

Otro punto interesante de conversación, aderezado con no sé que bebida, ¿vodka sibérico o ron caribeño?, sería su apasionante (y lamentablemente no idílica) relación con el objeto de su deseo, el poder, el poder que irresponsablemente se les ha concedido, el poder de influenciar las vidas de millones, el poder de desbaratar con un sólo gesto fugaz, esa lamentablemente inestable y endeble estructura que en nuestros países llamamos Estado.

El tema de cómo mantener niveles absurdos de apoyo popular seguramente también habrá surgido, ¿será el populismo paternalista y dadivoso una mejor opción a el miedo inminente que puede inspirar un régimen cuasi totalitario? ¿es el carisma personal y una estrategia propagandística efectiva la mejor manera de mantener a la opinión pública en el bolsillo? ¿cúantos spin doctors hacen falta para darle la vuelta a los a veces no tan evidentes fracasos gubernamentales? ¿una torre entera de parque central, o será suficiente el equivalente a la tripulación del acorazado Potemkin?

Puntos más, puntos menos, esta es mi simple elucubración respecto a los posibles temas de conversación en los que incurrieron la marioneta mayor con el marionetero mayor de américa, la pregunta ahora realmente es: ¿se habrán reunido los dos déspotas verdaderos? y de ser afirmativa la respuesta ¿Se habrán llamado uno al otro cosas como: Zar, Cacique o Libertador?

1 comentario:

Miss Alice dijo...

Maracucho, que buen post!