martes, 16 de diciembre de 2008

La importancia de lanzar zapatos

lanzar zápatos aparentemente se ha convertido en la nueva manera de expresar el descontento sentido con ciertos personajes-situaciones-decisiones. Ahora, aunque pueda la acción parecer, en esencia, semi-salvaje, puesto no está en duda que lanzar un zapato volando por el aire de una tranquila sala de conferencias con la expectativa (y la esperanza) de que éste se le estampe en el pecho a nuestro objetivo, es sin duda, una acción poco civilizada. Sin embargo, yo no comparto esa postura, y pienso, que lanzar zápatos como señal de disgusto o de repudio es una acción perfectamente civilizada y aceptable.

Primero, debo decir que el hecho de que el objeto lanzado sea un zapato es ya de por sí un avance. La tradición de lanzarle cosas a la gente en gesto de aversión es casi tan vieja como la raza humana, y la depuración del objeto lanzado hasta el punto de llegar a un zapato es memorable, basta revisar cúales eran los objetos lanzados en el pasado, y entre éstos encontramos: piedras, flechas, lanzas, balas de cañón, balas, misiles y, en ciertas circunstancias, hasta bombas atómicas. El objetivo de todos estos "proyectiles" es el mismo, hacerle saber, a determinada entidad, llámese país, persona, ciudad, Estado, raza, etc. que tienes un problema con ellos y se lo estás haciendo saber mediante el lanzamiento de un objeto. Ahora, históricamente dicho objeta ha tendido a ser hiriente, punzopenetrante, explosivo. En fin, tenían una serie de cualidades, posiblemente dañinas de las cuales el zapato, como proyectil, carece. En verdad, si nos ponemos a pensar, el peor daño que puede haber causado el zapato era un posible leve golpe que, físicamente, no hubiera trascendido.

Esta defensa del lanzamiento de zapatos marca una pauta en la evolución de los métodos proyectilísticos de ofender a un contrario, abandonando el típico lanzamiento de un objeto que está destinado a físicamente herir a el objetivo, por objetos que están destinados a simbólica y significativamente ofender a la víctima. Por ende, el cambio es en sí pacifista, dejamos de matarnos y empezamos a humillarnos, y si a ese proceso de humillación le sumamos un poco de humor, estamos ya en la presencia de un evento de por más magnífico. Por ende, abogamos por la idea de que ahora, cuando una persona tenga un problema con otra, y quiera públicamente manifestar su repudio a la misma, no incurra en el lanzamiento de objetos hirientes, como podría ser una cenizero pesado, una engrapadora y una silla, sino que se limiten a lanzar zapatos, acción cual, como ya hemos visto, aunque no logre tu objetivo, por lo menos te hace famoso.

P.D. sería un gran paso hacia adelante, en aquellas democracias donde los parlamentarios debaten en medio de un pequeño diluvio de sillas, que cambiaran éstas por zapatos.

3 comentarios:

Toto dijo...

El asunto está en la metáfora del zapato. Lo más bajo que nosotros poseemos es la suela del zapato, que pisa todo lo sucio por decirlo así. Lanzar un zapato es la mayor señal de asco.

La Macorina dijo...

...o de frustración.

Dicen que Guadalupe Yoli camino decenas de cuadras con los únicos zapatos que tenía. Le apretaban. Y cuando llegó a la emisora de radio para cantar por primera vez, tuvo que quitarselos porque no soportaba el dolor.

Cuando se convirtió en "La Lupe", alguna deuda de rabia con algo o con alguien la poseía y lanzaba los zapatos furiosa antes de cantar.

...y si algo que tiene Bush,amigo mio, son deudas.

Miss Alice dijo...

O como Nikkita Kruschev en la ONU, dandole zapatazos a la mesa.

http://www.machacas.org/wp-content/uploads/2008/08/khrushchev_shoe1.jpg