lunes, 8 de septiembre de 2008

El círculo vicioso de Le Mepris.

va un poco así:

Sentir desprecio, desprecio profundo, aparentemente consolidado, de una firmeza absoluta, para siempre y para la posteridad, un desprecio, si queremos, incuestionable. Posteriormente, en uno de esos agujeros fugacez que pululan en nuestra conciencia y que sin lugar a duda habitan en nuestro subconciente, hay una falla en el desprecio, ese manto omnipresente que cubría todo al parecer tiene un hueco diminuto, tal vez algún grillo intruso lo hizo, tal vez es un rasgón que dejó un roce con una de esas puas de las cercas ciclón que la vida nos arroja, tal vez el parche que le hiciste al manto del desprecio no estaba bien cosido, y a la primera que le aplican un poco de presión se deshila como franela ovejita vieja.

A través de la diminuta rotura se logra inmiscuir en el mencionado desprecio un sentimiento de luminosa esperanza, ciertamente es la misma esperanza charlatana de la cual ya has sido víctima en númerosas ocasiones, haces caso omiso a sus palabras, pero las palabras que te susurra en el oido llegan hasta tu hipotálamo y logran obnubilar tu juicio, piensas que la cuerda que te tiende para sacarte del pozo no te dejará caer a mitad de camino, tu juicio claramente nublado se ofusca aún más, y cual persona encandilada deambulas a tientas, esperando lograr pisar tierra firme, lo que no sabes (o sabes pero no quieres aceptar) es que esas diferencias irreconciliables, son, efectivamente, irreconciliables, una vez las catalogaste así, por algo habrá sido, te recuerdas que deberías confiar más en tu propio juicio.

Cómo obviamente no le haces caso a tu propio juicio te dispones a entablar un proceso de mediación y diálogo con las razones de dichas diferencias, pensando, como niño iluso que espera que sus padres divorciados vuelvan a casarse, que los problemas estructurales y endémicos que llevaron a dichas diferencias a ser irreconciliables se arreglan, esperas que se evaporen, que se difuminen en la atmósfera, claramente la atmósfera ya estaba bastante saturada y por ende, cuando despertaste las diferencias seguían ahí. Trataste de adaptar tu idiosincracia, insinuando que los beneficios obtenidos serían de suficiente mérito como para aguantar dicho amoldamiento, lástima que la plastilina mental no pudo tomar la forma que deseabas.

Debes aceptar que trataste, francamente eso lo dices con sinceridad, hiciste un verdadero esfuerzo, tomaste la postura adecuada, ajustaste el ecualizador mental para que los niveles que querías proyectar sonaran lo mejor posible, quien hubiera dicho, pensaste que esta vez la crusada sería exitosa, retomarías Jerusalen, la tierra anhelada estaría bajo el dominio y los pies del que realmente lo merecía. Pequeño detalle que quedó por fuera, tu cabeza no es un radio y no eres un paladín. Perdón caballo blanco, no tienes mucho uso en la ciudad, igual te ensuciarías y habría que lavarte mucho.

Sales derrotado por los moros, las ínfulas de cruzada fueron aplastadas rápida e implacablemente, esta vez ni siquiera hubo tiempo para que las ínfulas se convirtieran en delirios de grandeza, delirios que vendrían a alimentar tu arrogancia infundada. Emprendes el camino de regreso, cabizbajo y desanimado, la diatriba eterna te consume, absorbe todos tus pensamientos, no puedes dejar de preguntarte si eres un cruzado patético e inservible o si simplemente estás luchando la batalla equivocada. Dejas la pregunta abierta, igualmente llevas años sin poderla contestar, ¿qué ocurrió que intentas fútilmente contestarla esta vez? obviamente fallas, pero la pregunta continúa rumiando en tu cabeza, haciendo demasiado ruido para dejarte dormir, finalmente logras ahogarla, por lo menos temporalmente, en substancias de jerez. El sueño inducido resulta intranquilo, ineficaz preludio para un despertar anonadado. La pregunta sigue ahí.

Este momento lo aprovecha tu peor enemigo para asestarte la puñalada, estás mareado, confundido, no encuentras tu centro de gravedad por lo cual inevitablemente estás desbalanceado. Tu visión todavía borrosa no puede distinguir bien los objetivos y es evidente que tu cadena de pensamientos tiene unos cuantos eslabones faltantes. Ahí, crees que te susurran la respuesta a el eterno enigma, la susurran y te la crees, al fin y al cabo te la susurraste tu mismo, te la crees, aunque es normal que te la creas siempre en lo profundo sabes que es mentira, eso no ocurre está vez, te lo crees como si lo hubiera dicho el papa y tu fueras un campesino español en 1587. La infalibilidad de la respuesta de deja perplejo, la piensas, la meditas, te obsesiona por un tiempo. La confirmas...

De repente irrumpes en un estallido de ira, el único detalle es que el receptor de dicho ataque permanece anónimo e indetectado, no sabes que parte de tu ser quieres reventar a batazos. Por eso decides aporrearte todo, que mediante el aporreamiento logres expiar la carga que te ha sido impuesta. Claramente sólo consigues que la carga se duplique...
De repente aparece tu lado egocéntrico, la parte arrogante que en verdad lo es, la que no titubea, y esa parte procede a aporrearte en castigo por haberte aporreado, eso si crea un cambio, por lo menos ya no estás confundido (irónicamente) ahora pasas a un estado en el que tu YO actual pasa a odiar a tu YO de hace 5 minutos por haber permitido tal cosa, sucumbiste y eso te debería dar pena, lo importante es que lograste levantarte, sacudirte la tierra pero mantenerte despeinado.

en tu proceso de endogmía indescifrable incluso para ti mismo sigues en un estado de confusión, en teoría este proceso pareciese dialéctico, las dos posibles respuestas de la diatriba, después de cada una jalarte a su lado deberían lograr hacer una síntesis, esa sería tu respuesta, la respuesta que pensaste que obtendrías si usabas el blog como pensive. Claramente Hegel y los seguidores de la teoría de usar el blog como pensive están equivocados, por lo menos en lo que a mi me consta.

tal vez olvidaron que la palabra más dificil de pronunciar es frustración...

3 comentarios:

Igor Zurimendi dijo...

Jesúcristo! Cabe acotar de paso que lo de infalibilidad papal es invento del siglo XIX.

Miss Alice dijo...

zaz.... heavy reading. good, but heavy.

Carito dijo...

Hay gente, que tiene tolerancia a la frustración cero! (yo anotada en eso)... sólo que sería incapaz de relatarlo con tu maravilla...